
Días pasados pasé caminando por la intersección de la avenida Rivadavia y Bulnes. Algunos chicos detuvieron el tránsito y se pararon -adelante de autos estacionados-, con cartulinas escritas con leyendas como: "Queremos educación pública y gratuita", "queremos más becas de apuntes...", "si están de acuerdo con la educación pública, toquen bocina...". Que manera cool de manifestar sus reclamos. Algunos automovilistas aturdieron con bocinas y bocinazos. Acto seguido entregaban volantes con sus pedidos y reclamos.
Insólito. Que en pleno siglo XXI los chicos pidan y pidan a un Estado que dejó atrás la matríz estadocéntrica en la década del 90 con la presidencia de Menem, parece un contrasentido. Es una ironía pedir cada vez más si en todo caso los padres de estos chicos quizás estén exentos de pagar la cooperadora del colegio. Hay que pagar los impuestos para que lo poco que regrese sea al menos en mejoras y obras.
Algunos tuvimos la posibilidad de asistir a una escuela privada. En ese tipo de colegios se paga una cuota mensual y al finalizar el año se reserva el "asiento" para el año próximo con el pago de una matrícula.
El asiento te lo ganabas también con el rendimiento escolar. Al culminar el 7º grado quienes querían continuar estudiando en el colegio debía ganarse el lugar con el promedio de notas. Quienes automáticamente pasaban a primer año eran los 40 mejores promedios.
Actualmente los chicos luchan por una educación pública que al parecer está en terapia intensiva. Piden todo pero dan poco a cambio. Muchos de ellos terminan la educación media después ingresan a la universidad con un nivel más bajo de lo esperado. No tienen buena ortografía. Tampoco son ayudados por los docentes ya que muchas veces los arrastran a la protesta llevando el asunto al aula. Abundan los docentes que han gerenciado la educación pública con sus pedidos desmesurados de aumento de sueldos. La educación debe estar bien paga pero a cambio el Estado debe estar en condiciones de exigir el perfeccionamiento constante de los docentes.
Todo hace pensar que al Estado no le interesa que la educación mejore. Pero no sólo al gobierno de Macri, sino también al gobierno nacional. Vamos a ver que la laptop no va a mejorar la formación de los chicos. La evaluación quizás se realice en el futuro. La crisis en la educación obligatoria es tema de debate al menos en el mundo occidental.
El ministro de Educación del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Esteban Bullrich trata de resistir en su cargo, en sus decisiones y en negociar.
¿Hace falta negociar con generaciones que sólo saben quejarse de todo aquello que carecen? ¿Cuánta razón hay en los reclamos y quejas que plantean los alumnos?
Los chicos: ¿pueden conseguir beneficios practicando el reclamo constante? ¿Cuáles serán los beneficios últimos de los que gozarán los que encabezan las protestas?
Ayer vi un informe en un noticiero en el que los chicos hacían un recorrido por una escuela pública de la ciudad de Buenos Aires. Mostraban el estado de una pared en una aula en el que un agujero permitía que se vea de aula a aula. Los chicos reclamaban. Pero, ¿la portera rompió la pared?, ¿el encargado de mantenimiento lo hizo porque un día tenía bronca y se desquitó con la pared? ¿Quién fue el responsable? ¿Quizás algún alumno que en un derroche de nerviosismo ante una prueba que no pudo culminar?
Lo más probable es que ellos mismos la hayan roto. Hace casi dos décadas que debatimos sobre el uso que se hace del espacio público, de la calle, de las paredes de los edificios públicos y por ejemplo podemos mencionar que casi siempre vamos a encontrar escritas las puertas de los baños de damas de las bibliotecas públicas, nacionales e incluso hasta las de la biblioteca del Congreso de la nación. ¿Hace falta destruir un lugar de uso público que necesita seguir existiendo para las generaciones futuras?
Si los chicos se mantienen adentro de las escuelas públicas: ¿ no pondrán ellos mismos en peligro el ya paupérrimo estado de las escuelas en el que se encuentran?
La violencia que se genera de un lado (quienes sostienen la protesta) hacia los compañeros que quieren volver a clases y evitar así una probable sanción extremista que instaría a los alumnos a tener clases en los meses de vacaciones de verano. ¿Acaso no es coartar el derecho de los compañeros que quieren volver a clases? Poco probable será entonces que los chicos cumplan con los 180 días de clases reglamentarios.
Hoy en la edición del diario La Nación se publica que los informes sobre el presupuesto destinado a las mejoras edilicias vertidos por el ministro Bullrich no convencieron a la Legislatura. Eso es algo que se comprobará en el futuro y para eso están los ediles.
En Belgrano. Hoy trascendió por un móvil de radio AM Mitre-, un conflicto que se desató en un colegio ubicado en el barrio de Belgrano. Los supuestos incidentes se desataron a partir del enfrentamiento entre padres que están en contra de la toma del colegio y los alumnos que permanecen en el establecimiento educativo.
La toma de las escuelas lleva casi tres semanas. Los estudiantes reclaman que el gobierno macrista destine mayor presupuesto para la educación pública, sobre todo que lo ejecute en la refacción de los establecimiento educativos públicos en la ciudad de Buenos Aires.
La solución aún es una incógnita. El ministro de educación local dice que está dispuesto a negociar. Los chicos por su parte ejercen presión desde adentro de las escuelas.