
Tan poco tuvo que hacer Néstor Kirchner para ocupar la presidencia en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que no valora el cargo al cual él mismo se postuló. Que no haya habido manifestaciones en contra de Kirchner fue algo fortuito.
Según los matutinos nacionales de hoy informan que Kirchner eludió una cumbre que se está realizando en Punta Cana en la que se debate la ayuda a Haití, país que fue desbastado en febrero pasado por un terremoto. Sin embargo Kircher le dio la espalda al Caribe y prefirió ir de visita al Paraguay para reunirse con el presidente de ese país, Fernando Lugo.
Otros argumentos dicen que se abstuvo de viajar a la cumbre en Centroamérica debido a que se iba a encontrar con el presidente hondureño, Porfirio Lobos, que desplazó mediante elecciones formales al ex presidente de Honduras Manuel Zelaya.
Kirchner demuestra que huye de sus responsabilidades, que no está dispuesto a intervenir desde su cargo al frente de la Unasur y encontrar soluciones para otros países. Unas lecciones de política exterior serían beneficiosas para que sepa al menos en qué difiere la geografía política de la geopolítica.
Desde su egoísmo no contribuirá en nada. Kirchner no es un político comprometido, no ha sido un estadista como si lo fue Fernando Henrique Cardoso del Brasil, por ejemplo.
No está bien comparar de manera tajante el desempeño de ex presidentes de distintos países con el presidente local pero hay que tener en cuenta que Kirchner no hace política porque quiera modificar o mejorar algo dentro de la sociedad sino que todo lo hace guiado por una ambición desmedida para poder asegurarse un promisorio futuro económico. Ya lo tiene igual.
Kirchner debería preocuparse por solucionar un gran problema actual que repercute en el ingreso de los ciudadanos: la inflación. Hoy se reveló un dato económico que dice que sólo dos países en la región tienen una inflación incontrolable, Venezuela y Argentina. El resto de los países de América del Sur tienen pero son índices muy bajos y están estancados.
El ex presidente debería aplicar algo de inteligencia emocional: dejar de lado ciertas mezquindades. Igual corre con ventaja ya que las encuestas lo posicionan mejor ante los otros virtuales candidatos para las próximas elecciones. Kirchner debiera imitar el comportamiento del político japonés que dimitió después de no haber cumplido una promesa en nueve meses de gobierno.
Un cuadro que imagina el futuro: Kirchner en El Calafate va a estar cómodo. Seguramente nadie va a clamar por su regreso y por su vuelta como sigue ocurriendo con el político que muchos no se animan a nombrar porque dicen que es yeta, pero muchos recuerdan aún con nostalgia los años noventa: viajaron a cualquier parte del mundo, tuvieron un peso -virtualmente- fuerte atado al dólar como aún lo está Ecuador y fue una primavera de diez años que difícilmente se repitan en la historia argentina.