miércoles, 12 de mayo de 2010

Contrastes chinos




Un ataque perpetrado por un hombre que ingresó en un jardín de infantes portando un arma blanca en la localidad de Hanzhong, en el noroeste de China dejó a seis niños muertos, 20 niños heridos y una maestra.
Este ataque está contabilizado como el sexto dentro de una serie de atentados contra algunas instituciones educativas que vienen ocurriendo desde marzo pasado en China.

Negativo. Según la agencia de noticias china Xinhua no se pudieron saber aún los motivos por los cuales se están atacando a los concurrentes a los establecimientos escolares chinos.

En declaraciones a la BBC Mundo un profesor de Psicologogía de la Universidad de Fundan(Shangai) Ji Jianlin dijo que: "los ataques comparten una característica en común signada porque todos ellos fueron efectuados por personas resentidas por la sociedad que intentan vengarse atacando a los más jóvenes y vulnerables".

Antecedentes.

  1. 12 de mayo. Seis niños asesinados y 20 heridos en la ciudad de Hanzhong (Shaanxi).
  2. 30 de abril. Cinco niños heridos con un martillo en Weifang (Shandong).
  3. 29 de abril. Tres adultos y 28 menores heridos en un ataque en Taixing.
  4. 28 de abril. Un maestro y 15 alumnos fueron atacados en Leizhou.
  5. 24 de marzo. Ocho niños fueron asesinados en Nanping.

Positivo. Horas atrás miraba un documental por el canal educativo Encuentro en el que se mostraba la disciplina de la que son partidarios los chinos mientras asisten a los distintos niveles de escolaridad y las exigencias que existen en aquel país para poder asistir a los diferentes niveles de educación.

En uno de los relatos se exhibía el caso de Xhiang Su, un niño de 5 años que asistía como pupilo a una escuela rural en una localidad china. Su maestra hacía un ejercicio de concientización referido al valor que deben darle los alumnos a los útiles escolares y dejaba una enseñanza que los chinos la aplican a la vida diaria: la austeridad.

En las imágenes pude ver que la maestra hacía todo un trabajo psicológico. En su alocución les pidió a los alumnos que colocaran su lápiz y goma arriba de cada uno de sus pupitres. Acto seguido instó a especies de delegados/veedores que controlaran visualmente el estado de las gomas y de allí nominaran a los candidatos que habían cuidado mejor su goma de borrar y por último a los que la habían descuidado totalmente...para ellos una falta grave que recibiría una sanción desaprobatoria.

Los compañeritos seleccionaron al mejor y lo felicitaron -todo mientras la maestra actuaba como moderadora- y a quien le había dado un trato inadecuado a su goma de borrar lo castigaron con una prenda: que se colocara un suéter lleno de agujeros para que sintiera lo mismo que le había hecho a su goma de borrar. Mientras ocurrió todo eso el niño afrontó con valentía el castigo y sólo después cuando se sentó en su pupitre arrojó un par de lágrimas. No hubo consuelo de su docente ni burlas por parte de sus pares.

El niño juró que no trataría más así a su goma de borrar. Quizás una enseñanza para el resto de su vida. Quizás los especialistas en educación o psicólogos juzgarían a un procedimiento así como discriminatorio, que acompleja al niño y lo avergüenza delante de sus compañeros o que lo coloca en el centro de las burlas y que será duro que el niño supere la humillación pero detrás de todo había una enseñanza sabia: darle el valor real que tienen los objetos y los bienes. Una práctica lejana a la actual posmodernidad en la que nos hacen creer día a día que todo es descartable y perece en escaso tiempo.


BBC Mundo, agencia Xinhua






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